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Quiero hablaros sobre emoción, sentimientos, Redes Sociales y vida digital.

En la vida digital, la #DigitalLife que me gusta llamar, somos los sentimientos que compartimos con los demás. Somos #FeelingMedia y voy a explicar porqué.

Los emprendedores se enamoran de sus ideas y deben enamorar a los demás con ellas, el único camino es ser capaces de transmitir esa emoción. Es esa emoción que mueve un proyecto, que lo hace salir de nuestras mentes y desea hacerlo realidad. La misma que mantiene a sus promotores horas sin dormir, semanas sin descanso, trabajando, dando forma y renunciando al fin de semana en la playa, salir de cañas, etc.

En este punto actual, observando tantas actitudes y comportamientos en el medio digital a las marcas, productos e ideas, muchos están olvidando “El Qué y El Porqué” les enamoró su idea y buscan exclusivamente resultados.

Comunican marcas sin personalidad y las separan de sus vidas, cuando realmente su vida es ella ocupando esas horas de sueño y espacio en el pensamiento.

 

Los mensajes

 

Las Redes Sociales según mi percepción y experiencia (y he sido testigo activo de todo el proceso desde los años 90) unen ideas más que personas, unen sentimientos, nos conectan por las percepciones y emociones que provocan cada uno de los millones de mensajes que allí se comparten. Es lo único que nos une, es como dice @GAbyMenta (un gran descubrimiento en Twitter) #FeelingMedia. Compartimos ese concepto, puede que explicado de distinta forma, o no. Coincidimos que lo importante son las personas, sus ideas, sus vivencias. Ellos son importantes para nosotros por lo que transmiten.

La diferencia entre un producto u otro es la capacidad de satisfacerte, de disfrutar esa emoción cuando te resuelven un problema, te sientes identificado con él y conecta quién eres con lo que necesitas. Todo ello los convierten en cotidianos, reales, cercanos, nuestros.

Extiendo ese concepto a todo lo que engloba la Comunicación Digital. Allí vender como si se tratase de una tómbola no sirve, a los usuarios no nos interesa lo que nos vendan a secas. Hay que resolver un problema, cubrir una necesidad, conquistar, enamorar, hacer partícipes de ello a los demás y después, si alguien nos necesita, ya saben dónde estamos.

Nos acercamos por medio de la empatía, esa es nuestra filosofía, porque nos ponemos en su lugar.

No creo que sea muy distinto del tradicional método de comprar al frutero que mejor te cae y que además te trata bien, de forma especial, y que tras comprar tu kilo de patatas y tomates sales de allí con una sonrisa en la cara, feliz como una perdiz.

 

Lo que nos diferencia es lo que transmitimos, tal y como sucede en la vida real, pero sin máscaras. Aquí se trata de un diálogo interno, las percepciones externas afectan en menor medida. «Soy yo y el mensaje», en un entorno casi anónimo en muchas ocasiones.

En la vida digital, la #DigitalLife que me gusta llamar, somos los sentimientos que compartimos con los demás. Aquellos que provocan una emoción y que sabemos que tendrán el mismo efecto en nuestro entorno. Somos #FeelingMedia.

Si no sientes lo que haces, si no amas tu trabajo tampoco puedes transmitirlo. Enamorarte de tu idea es el primer paso para transmitirla a los demás.

 

Así de sencillo. Las Redes Sociales no son plataformas de anuncios, aunque los hay. Fueron creadas y han proliferado por su capacidad de conectar ideas, emociones, sentimientos, intercambiar conocimientos e información.
Es tentador que las marcas y emprendedores estemos presentes en ese gigantesco festival de mensajes que no cesa. Y de hecho no es perjudicial estar presentes, ni tampoco es imprescindible estar en ellas.

Entonces, ¿para qué quieren los profesionales las Redes Sociales?

Cumplen exactamente la misma función que motiva al profesional a salir del despacho, acudir a conferencias y reuniones o encuentros profesionales, con una ventaja exponencial, tener una cobertura y amplitud de relaciones considerablemente mayor.

 

Puedes optar por quedarte con la rutina de ir de casa al trabajo y viceversa o por tener una vida social y profesional en la cual todos sabemos que siempre se encuentran oportunidades.

 

Puede que no se identifique su «utilidad» en todos los sectores. La decisión de estar o no estar es individual, pero permíteme que te proporcione algunos consejos, especialmente si aún eres de los que se resiste a participar de la vida social de las Redes.

Me gusta partir de la comparación con la que llaman algunos la «vida real». Aquí son validas todas las habilidades sociales que practicamos desde niños. Todo va a depender de «a quién te arrimas», del «dime con quien andas…», como también «mas vale la calidad que la cantidad», «no hay mal dicho sino malas interpretaciones», y una de mis favoritas «si no dices quien eres, otros lo dirán por ti», por citar algunas.

Sobre la Privacidad

En las Redes Sociales compartes lo que quieres, así como cuando encuentras a un amigo le cuentas más o menos detalles sobre tu vida según la confianza que tengas con él. El mito de la privacidad de las redes sociales es tan relativo como tu capacidad de decir lo que es más o menos conveniente en cada momento o a quien se lo cuentas. La privacidad en el caso de un perfil profesional no tiene mucho sentido, ¿Acaso hay algo que no quieras decirle a todo el mundo sobre tu trabajo?, simplemente no lo cuentes.

Si tienes un empleo fijo como empleado público, obviamente puedes llegar a pensar que las redes solo están para intercambiar noticias indignantes o fotos de gatitos.

 

Si eres emprendedor, autónomo o profesional con aspiraciones, las RRSS son imprescindibles por varias razones:

 

Ser conocido

Sin ellas, solo te conocerán tus contactos directos en tu entorno, las relaciones que se crean sin fronteras físicas son prácticamente inviables sin estar conectados por las redes.

Sabrán que haces

No sabrán de tus habilidades, cualidades o aptitudes ni tus relaciones más cercanas, ni las que están distantes o no conoces personalmente a no ser a través de la opinión del cliente o que conozcan directamente tu trabajo. ¿Estas seguro de que aquel cliente realmente ha llegado a conocer todas tus aptitudes?  ¿Realmente él conoce tu trabajo mejor que tú para que sea la única y exclusiva referencia de tus capacidades? Te has encontrado seguramente alguna vez con un cliente de «aquellos» de los que deseas que finalice el proyecto y descansar… Si no lo cuentas tu, nadie lo hará mejor (y tomando unas cañas puede que no sea el mejor método de contarlo).

Crear tu Marca

Estamos muchos de acuerdo que en las Redes Sociales no se vende, ese era el milagro que muchos esperaban y que desanimaron a la mayoría. Los mensajes directos de compra no suelen ser muy efectivos y por el contrario si contribuyen a crear y construir la marca. De cada 10 mensajes efectivos, uno o dos pueden convertirse en una venta.

El alcance de tus mensajes

Tus mensajes están contando a los demás que:

 – Existes

 – Qué sabes hacer

– Cómo puedes resolver un problema determinado

– Dónde estás cuando te necesiten

– Que recuerden quién eres por lo que haces y compartes.

 

Por orden de influencias el ámbito que consigues con tu actividad en las principales redes sociales es:

Linkedin: si es imprescindible estar en contacto con otros profesionales, también lo es Linkedin. Hoy es decisivo para el reclutamiento de empresas con departamentos de RRHH y una referencia a la hora de buscar contratos puntuales o profesionales que no están en tu red cercana de contactos (que aún es el método habitual de contratación). Si no tienes ese perfil, también te interesa, todos podemos necesitar conocer alguien en determinados sectores. Tus interacciones darán forma a tus relaciones. Solo abrir el perfil e insertar el curriculum no sirve para nada.

Facebook: ambiente cercano y próximo. Alcanzas amigos de amigos como mucho dependiendo de la privacidad que tengan definida. Los contenidos que se compartan dependerán del tipo de relaciones que mantengas con tu red.

– Twitter: el mundo entero, aunque también depende de quienes decidas seguir y lógicamente de cuantos te siguen (e interesan por lo que dices). El nivel de conversación es tan variado como el entorno que puedas crear alrededor.

Instagram: el mundo entero, mucho más abierto que Twitter, si tienes capacidad de expresar gráficamente tus mensajes, es perfecto. Los jóvenes están allí. Si tú público objetivo tiene menos de 30 años es tu red social.

Pinterest: perfecto para marcas que al igual que instagram dispongan de materia gráfico o imaginación para crearlo, creas tableros temáticos por productos, gamas, etc. Un campeón en Seo.

Google Business: si Google es el rey, puedes imaginar que es imposible existir sin Google Business.

Youtube: Si ya eres un usuario avanzado en Redes Sociales hoy por hoy es la herramienta más eficaz. El vídeo de apenas unos minutos es el contenido más compartido en Internet y las Redes. Es quizás el formato de mensaje más complejo, laborioso y especializado de todos, pero el más efectivo. Merece la pena invertir en un buen audiovisual si se tiene la oportunidad, eso sí, necesitas de las otras redes sociales para darle difusión. Para alcanzar un buen posicionamiento orgánico (SEO), ese posicionamiento que no hay que pagar, estamos en la misma situación que con Google Business, «San Google» te dará prioridad sobre otros usuarios que no lo utilicen.

Blog: aquí tienes una orientación sobre la utilidad de tener un blog. Y nunca olvides, un blog no es imprescindible para prosperar, encontrar trabajo o conseguir clientes, pero es una herramienta cada día más útil sabiéndola usar. Conozco blogueros que no han sido capaces de mantener ese espacio y se rinden tras el primer o segundo año, y otros (muchos) que conocí apenas comenzando, unos años más tarde están escribiendo libros, participando en proyectos muy interesantes, dando clases en la universidad o impartiendo conferencias…

 

Las Redes Sociales requieren trabajo, atención, empatizar, compartir emociones y sentimientos, saber escuchar y tener mucho que decir.

Como los amigos de la «vida real» no se construye una comunidad en dos días y hay que cuidarlos con contenidos interesantes, ya sabemos lo que sucede con los «amigos machacones». Cuanto más tardes en comenzar, más tarde verás sus frutos. Y puedo asegurar que los tiene.

 

¡Muéstrate como eres, deslumbra, sácate partido y destaca!

Todos nos preocupamos por transmitir una determinada imagen a los demás, en nuestra forma de vestir, de movernos, el peinado e incluso somos cuidadosos, hasta los más desaliñados lo son, con los accesorios.

Cuando nos planteamos abrir un negocio, cuando nos arreglamos para ir a trabajar este punto llega a ser fundamental, como cuando tenemos una cita romántica.

¡Son tantas las circunstancias que nos hacen estar pendientes de nuestra imagen!, ¿verdad? 

Ahora me gustaría preguntar, si nos preocupamos de la imagen de avatar de nuestro perfil en Facebook, Twitter o Linkedin, ¿por qué tú página web es tan impersonal? ¿Acaso tu negocio, tu forma de ejercer tu profesión también lo es? Obviamente no.

Puedo ver tu tienda, conocerte en persona y ver qué es lo que os hace, te hace especial, aquello que te hace ser distinto, confiable o preferible en tu sector. Conectas con tu público, sabes bien lo que quieres, sabes perfectamente cómo hacerlo, la personalidad resalta.

¿Transmites lo mismo en internet?

Pues bien, ahora que somos conscientes de la importancia de la imagen, la presencia en Internet, tu web, no es un puro trámite. La competencia es durísima y no sólo hablamos de ser localizables y ejecutar eficientes estrategias SEO. De todos estos temas ya hablamos en un artículo anterior.

Hablamos de conexión con tu público objetivo, de mostrarte tal cual eres, de transmitir a quienes necesitan tus productos y servicios que tú eres único y el mejor para satisfacer sus necesidades.

Te animo a ser valiente, abandonar las estructuradas páginas webs «clonadas» e impersonales. Tu trabajo no se expresa en un listado de «cosas» y «productos» con un determinado valor.

Hay que transmitir la experiencia de trabajar juntos, dar la oportunidad de disfrutar de aquello que produces y trabajas con cariño, dedicación y horas. Haz que tu público pueda olerlo, tocarlo y sentirlo. Brilla y deslumbra, el mundo te está esperando.

Visita nuestra web, puedes encontrar algunas ideas para brillar.

Realicé este artículo a petición de un joven que recientemente había terminado sus estudios universitarios. Para muchos de ellos, especialmente los que conviven en ambientes familiares alejados del emprendimiento, resulta un misterio ver cómo otros compañeros se lanzan a crear un proyecto o una idea aparentemente de la nada.

Existen mitos (y se confirman hablando con los jóvenes) acerca del emprendimiento y la financiación, como si el único factor que colabora o impide que un proyecto se haga realidad fuera la capacidad económica del emprendedor. Nada más lejos de la realidad, que aunque siempre es necesaria una base económica, no ayuda mucho tener financiación si las cosas no se hacen adecuadamente y se poseen (o practican) cualidades para emprender.

De esta forma, mis recomendaciones básicas son las siguientes, por supuesto desde un punto de vista personal. Si al leer este artículo consideras que habría que añadir más, le haríamos un gran favor a este joven y otros muchos de los que reciban nuestras palabras.

Detrás de un emprendedor siempre hay un deseo de mejorar el mundo que tiene alrededor o satisfacer a un público determinado mejorando algún aspecto de sus vidas.

¿No es cierto que todos queremos mejorar el mundo?

Según mi punto de vista, si con tu idea no mejoras el mundo un poco más, simplemente no es una buena idea.

¿Por qué?

Porque las ideas no surgen de la nada, siempre hay una necesidad que cubrir o satisfacer para facilitar la vida a las personas o para mejorar su día a día. Cuanto más contribuya a crear un entorno positivo, avanzado y satisfactorio, mayor impacto tendrá la idea y por tanto tendrá más posibilidades de ser ampliamente admitida por nuestro público objetivo.

Ya lo define el triángulo del éxito, porque está claro que emprendemos para alcanzar el éxito.

Pero, ¿qué es el éxito? Vamos a partir del hecho de que éxito supone que nos «compren la idea», es decir, que alcancemos a desarrollarla y que sea compartida por la mayor cantidad de personas posible.

Definitivamente una idea, tras el esfuerzo que supone desarrollarla, debe conseguir los objetivos que nos proponemos. Algunos de los objetivos pueden ser satisfacer, solucionar o facilitar algún aspecto de la vida de alguien (pensando en plural, claro).

Muchos habréis oído hablar del triángulo del éxito, otros no. Os lo explico brevemente. Existen tres factores que impulsan hacia el éxito, la ACTITUD, la APTITUD y la CAPACIDAD; querer, saber y poder ejecutar la idea.

En cada uno de nosotros reside un emprendedor, pero aún no lo sabe

Y es que en realidad, y muchos no lo saben, en a cada uno de nosotros reside un emprendedor que aún no ha tenido la ACTITUD para poder serlo, porque no sabe cómo hacerlo. Quizás estamos educados para estudiar en el colegio, escoger una profesión y hacer una carrera (o no) y buscar que nos den trabajo(situación que cambia cuando en la familia tenemos emprendedores de los que aprender).

En cambio, cuando éramos jóvenes (algunos que me leéis aún lo sois) todos queríamos cambiar el mundo. Pues de eso se trata. Vamos a cambiarlo, es lo que han hecho todos los emprendedores y voy a intentar explicaros una especie de receta.

La receta

No es la única, cada emprendedor debe tener la suya igual que cada cocinero tiene la suya, cada maestrillo su librillo, etc. Aquí os ofrezco la que he usado normalmente unas seis o siete veces en mi vida desde los 19 años que puse en pie mi primera idea (por cierto con éxito o no lo contaría aquí)

Varios son los condicionamientos que propician dar el salto hacia la consecución de una idea.

 

Observar

Para emprender en primer lugar, debe existir la observación. La empatía a la hora de visualizar los problemas que afectan al entorno, una cierta perspectiva para definir cuáles son los conflictos o problemas raíz a solucionar y de esta forma encontrar las posibles claves.

Observar es una fase fundamental sin la cual las ideas que aparecen pueden estar alejadas de la realidad o no coincidir con la clave necesaria.

 

 Analizar

Las conclusiones de la observación deben pasar por un proceso de análisis, metódico y casi científico. Del análisis detallado del problema enfrentado deben surgir las herramientas necesarias para llevar a cabo el proyecto. Realmente, el «hueco» encontrado debe ser fácilmente resuelto, con unos costes soportables o accesibles a las personas que lo soliciten y los resultados deben siempre compensar la inversión.

 

Las herramientas

¿Sabemos resolver el problema? Conocer el ámbito en el que nos desenvolvemos o al menos conocer quiénes serían capaces de ejecutarlo es una fase primordial. El emprendedor la mayoría de las ocasiones es como una herramienta multiusos. Tiene nociones de todos los campos sobre los que se debe actuar, pero ojo, no tiene porqué ser en profundidad. Si tiene que ser capaz de reclutar a quienes posean esas capacidades y aporten al proyecto el toque distintivo que conseguirá que la idea prospere.

 

Don de gentes

O al menos saber conectar con las personas que van a necesitar tu ayuda. Aquí llega una fase fundamental  al emprender y es la de proyectar y exponer la solución viable, cómoda, sencilla y necesaria a todo aquel que precise de la idea. Esta fase, aunque parece compleja realmente es la que conecta el problema con la solución. Es la que debe despertar la clave en el interlocutor y la comprobación empírica de que nuestra idea es buena. Si la persona que tiene el problema que vamos a solucionar no capta la idea o no la ve factible toda nuestra energía se va al traste.

 

Diferénciate

Llevo años diciéndolo, desde que comencé a dar forma a mis proyectos, uno de los puntos que más me motivaba era creer que podría hacer las cosas de otra forma diferente. Llamemos a este factor aportar personalidad al proyecto, dar nuestro toque, irrumpir con formulas distintas en mercados existentes, etc.

Todos tenemos algo que aportar distinto a otros. No estandarices tu idea.

Siempre hay una forma particular de realizar cualquier proyecto y para ello debes confiar en tu capacidad, no avergonzarte de ser distinto y no escuchar a aquellos que te dicen «loco». Este precioso calificativo me lo llamaron en varias ocasiones, en todos ellas se equivocaron, las nuevas ideas suelen ser complicadas de asimilar para algunos. Y aquí incluye esta recomendación:

Escucha solamente a las personas apropiadas (y que sepan más que tu), muchos te querrán hacer cambiar de idea.

 

Poder de recuperación

¿Nuestra idea no ha sido útil? Quizás no se ha sabido transmitir o realmente no es imprescindible como creíamos en un principio. Aquí deben intervenir varios factores.

1.- Quizás no hemos conectado con las personas (clientes) adecuados

Hoy en día es más sencillo conseguirlo gracias a la comunicación global e internet, donde las barreras físicas ya no son un problema y no representan un impedimento para que idea y cliente se encuentren. Invierte en comunicación, hazte visible y amplía tu red de contactos.

2.- Hay que saber esperar

Este condicionante enlaza con el anterior. Roma no se hizo en Un día, que decía mi abuelo. Continúa intentándolo, aquí es donde la pasión, la fe y la perseverancia actúan, ingredientes fundamentales en la ACTITUD del emprendedor. Lo que nos lleva al siguiente punto.

3.- No te impulses demasiado fuerte al comienzo

Las energías deben ser administradas, emprender es un maratón y de nada sirve estar eufóricos en un principio y después ir desanimándose por no cubrir unas exageradas espectativas. Cualquier idea y especialmente si es novedosa tiene un tiempo de maduración en la mente de los demás (así como la tuvo en tu mente). Poco a poco deberás ir demostrando como tú fórmula funciona, tu trabajo es bueno y principalmente y fundamental, que quien la «compre» verá resultados beneficiosos y productivos.

¿Hemos fracasado?

No importa, un buen emprendedor en este camino recorrido desde la idea hasta el fracaso ya habrá sacado lecciones suficientes para mejorarla o cambiarla por otras.

Adaptando el dicho de Groucho Marx, el emprendedor  se dice a sí mismo «si no te gustan mis ideas, tengo otras».

De cada fracaso se aprende, la única manera de aprender y conseguirlo es intentarlo.

En la próxima entrada explicaremos algunas técnicas para iniciar el proceso de la idea al hecho.

Pd: El factor financiero prefiero omitirlo, de hecho muchos grandes emprendedores han surgido de la nada. Tener grandes recursos ni te prepara para poner en práctica una idea, ni garantiza su éxito, ni vivir en la abundancia genera más emprendedores.

En muchas ocasiones, situaciones extremas han sido fundamentales para la aparición de grandes ideas.